Una dirección IP (siglas inglesas de protocolo de Internet) es un código numérico (por ejemplo, 192.168.x.x) que identifica de forma única los dispositivos conectados a Internet o a una red local.
Las direcciones IP pueden ser dinámicas, lo que significa que cambian cada vez que un dispositivo se conecta a Internet, o estáticas, lo que significa que se mantienen invariables a lo largo del tiempo.
Cuando un dispositivo está conectado a Internet y es visible y accesible por y para todos los hosts de la web, se le asigna una dirección IP pública (también llamada dirección IP externa). Por el contrario, si un dispositivo forma parte de una red local, como ocurre en un domicilio, en una empresa o en cualquier institución, se le asigna una dirección IP privada (o dirección IP interna), que no se puede utilizar para navegar por la web directamente.
Para las IP públicas, el proveedor de servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés) asigna una dirección, que, por lo general, está compuesta por cuatro grupos de números comprendidos entre el 0 y el 255, separados por puntos.
Cómo localizar una dirección IP
Solo los proveedores de servicios de Internet, los operadores telefónicos y las autoridades legalmente reconocidas pueden realizar un seguimiento del usuario específico asignado a una dirección IP en un momento dado.
Para el público en general, la localización de una dirección IP solo puede hacerse a través de herramientas de software especializadas , que pueden proporcionar un área geográfica general de dónde podría estar ubicado el host de dicha dirección IP. No obstante, estas herramientas se limitan a proporcionar ubicaciones aproximadas y no pueden identificar al usuario exacto que opera a través de la IP.
Dicho esto, en caso de producirse un delito, las fuerzas del orden u organismos encargados de hacer cumplir la ley pueden eludir las barreras tecnológicas para realizar un seguimiento del usuario asignado a una dirección IP concreta.
Si bien esta sección se centra en la ciberdelincuencia, es importante recordar que, a menudo, los infractores violan la privacidad de los usuarios a través de programas maliciosos, comúnmente conocidos como «malware».
Qué se puede hacer con la dirección IP de otra persona
Control total de un dispositivo: cuando los piratas informáticos identifican la dirección IP de una víctima, pueden acceder a todos los dispositivos vinculados a esa misma red. Esto puede darles acceso a todos los datos almacenados en esos dispositivos, incluida la información confidencial.
Robo de identidad: si un transgresor obtiene acceso a una dirección IP, puede hacerse pasar por el usuario, lo que le permite llevar a cabo una amplia gama de actividades maliciosas. Entre ellas, se encuentran la capacidad de realizar compras en línea, realizar operaciones bancarias y financieras, habilitar o deshabilitar servicios y cometer más delitos cibernéticos, todo a expensas de la víctima.
Ataques DDoS(«Distributed Denial of Service» o ataques de denegación de servicio distribuido) : los ataques DDoS, uno de los delitos cibernéticos más comunes y fáciles de ejecutar, consisten en enviar una avalancha de solicitudes automatizadas a la dirección IP de la víctima. Esto hace que el rúter se sobrecargue e interrumpa la conexión a Internet. La conexión permanece inactiva hasta que el ataque se detiene, lo que, con frecuencia, provoca importantes daños, especialmente para las empresas que dependen de la conectividad a Internet. En muchos casos, el atacante exige un rescate para detener el ataque.
Motivos por los que ocultar una dirección IP
Si bien es importante instalar programas antivirus y antimalware en tus dispositivos para protegerte, ocultar la dirección IP añade una capa adicional de seguridad. Al ocultar tu dirección IP, minimizas el riesgo de convertirte en blanco de ataques en línea. A continuación, enumeramos algunas de las principales razones por las que debes considerar la posibilidad de ocultar tu dirección IP.
Privacidad: ocultar la dirección IP dificulta el control de tus actividades en línea por parte de terceros. Así, proteges tus hábitos de navegación y datos personales de ojos indiscretos.
Evitar el bloqueo geográfico: muchas plataformas y servicios restringen el acceso en función de la ubicación geográfica por motivos de censura o acuerdos de licencia. Estas restricciones se aplican mediante el seguimiento de la dirección IP del usuario. Al ocultar tu IP real y usar una del país autorizado, puedes omitir estos bloqueos geográficos y acceder al contenido restringido.
Protección frente al «data mining» o servicios de minería de datos: con frecuencia, los servicios de minería de datos realizan un seguimiento de los intereses, preferencias y comportamientos en línea de los usuarios a través de sus direcciones IP. Si ocultas tu dirección IP, dificultas a estos servicios la recopilación y el uso de tus datos y logras mantener la privacidad de tus actividades en línea.
Cómo proteger una dirección IP
Hay dos métodos principales para proteger tu dirección IP y, en un escenario ideal, deben usarse juntos para compensar las limitaciones específicas que representa cada uno de ellos. Las medidas más eficaces contra las intrusiones en una red local o las infracciones de direcciones IP son los proxis y las VPN (redes privadas virtuales). Además, si se desea contar con una protección mayor, se pueden combinar con un cortafuegos, una solución de hardware o software que aplica un conjunto de reglas a la supervisión del tráfico entrante y saliente, y bloquea cualquier conexión peligrosa.
- Los proxis actúan como intermediarios entre los dispositivos e Internet, mostrando una dirección IP diferente a la asignada a los dispositivos. No obstante, los proxis solo cubren la actividad del navegador, lo que significa que otros dispositivos conectados a Internet, como los dispositivos domésticos inteligentes o las consolas de videojuegos, siguen expuestos a las amenazas. Otro inconveniente es que los servidores proxy, con frecuencia, ralentizan las velocidades de Internet, ya que el ancho de banda disponible se comparte entre varios usuarios.
- Una solución sencilla para sortear estas limitaciones es utilizar una red privada virtual (VPN). Las VPN funcionan de manera similar a los proxis, pero su ámbito no se restringe al uso del navegador. Se pueden instalar directamente en el rúter, lo que significa que protegen todos los dispositivos conectados a la red incluso antes de que los datos lleguen a ellos.
- La criptografía es otro método muy eficaz para proteger una dirección IP. Cuando se implementa correctamente, el cifrado garantiza la protección de todos los datos entrantes y salientes, evitando cualquier acceso no autorizado a ellos.
- Por último, puede aplicarse la tecnología Tor («The Onion Router» o la llamada tecnología de red de anonimato), que recibe su nombre de su proceso de cifrado en capas , similar a las capas de una cebolla («onion» es el término inglés para cebolla). En una red Tor, los datos no siguen la ruta tradicional cliente-servidor. En su lugar, pasan a través de una serie de relés (servidores Tor), creando un circuito virtual cifrado que mejora la privacidad.